Política de mi corazón

Leo escandalizada, aunque no sorprendida, la información (No es una noticia) publicada hoy en Levante-emv sobre la importancia de 'encuestas varias' en la toma de decisiones del gobierno popular valenciano. 'A golpe de encuestas'. Me escandaliza que un político sea capaz de reconocer sin sonrojarse que a los ciudadanos que le van a votar les importa una higa el Estatut Valenciano, que lo que más les interesa es la hija de Letizia. Pan y toros. Más de lo mismo. El hombre, a fin de cuentas, ha sido sincero... ¿o no?

Para afirmar tajante esto se escuda en una serie de encuestas (la periodista no dice cuáles, sólo hace al final una referencia a una encuesta del CIS) encargadas a empresas privadas en las que, de una forma solapada se le pregunta al ciudadano sobre su intención de voto o qué le parecen corruptelas como las de Orihuela enfrentándolas al interés sobre la princesita de España.

Francisco Camps, que así se llama el susodicho político, tranquiliza a los suyos ante la maniobra del PSOE de paralizar el Estatut, les llama, les dora la píldora,... Me lo imagino "Tranquilo, que nadie te va a mover de tu sillón, incluso aunque no entres en listas, porque vamos a revalidar la mayoría absoluta, encuestas dixit: Vamos sobrados. Lo que tenéis que hacer en las ruedas de prensa es hablar de la Letizia y meterle un boli a la periodista de turno por el canalillo: eso gana elecciones".

Y ya se sabe, que lo que dicen las encuestas va a misa... y todos nos las creemos a pies juntillas porque son ciencia. Venga, hombre.

Por cierto, el artículo de Levante, firmado por la incombustible y excelente periodista Julia Ruiz, huele bastante a 'encarguito': líneas y líneas de off de records, suposiciones, vaguedades y pocos, muy pocos datos. Un género periodístico nuevo: análisis sobre cosas que yo sé, pero que no te las voy a decir porque no tengo quién me las declare. No lo sé. He dicho que huele. Que, a fin de cuentas, es otra suposición (Pero esto es un blog y puedo decir lo que me dé la gana). Encarguitos de estos, hemos tenido todos. Algunos surgen porque se te escapa algo que te han contado tomando un café y que no es más que un cotilleo de pasillo. Vamos, que no pasaría del 'Vayven', pero que a tu jefe le viene como anillo al dedo para 'llenar' una paginita en contra de 'los otros', a favor de 'los suyos' (he dicho de 'los suyos', sí) o, simplemente, 'porque esos temas venden mucho'. En fin, periodismo del bueno. Siguen los 'muertos' de Balzac.